Artículo: Beth L. Crumley (U.S. Coast Guard Assistant Historian). Traducción, ampliación y adaptación: Hugo Ramos. Ceremonia en recuerdo del Capitán Erickson: USCG.
Hace poco más de 75 años, el Teniente Comandante Frank A. Erickson (años más tarde ascendido a Capitán), realizó la primera misión de rescate con helicóptero de la historia de la aviación, marcando el comienzo de una nueva era en estas operaciones y él convirtiéndose en el primer piloto de helicópteros SAR de la historia.
Nacido en Portland (Oregon), Erickson sirvió en la U.S. Navy antes de alistarse en el U.S. Coast Guard. Durante su tiempo en la Academia desarrolló un apasionado interés en las técnicas de búsqueda y rescate hasta que, el 14 de mayo de 1935, tuvo el honor de ser el Aviador número 32 del USCG.
Seis años después, concretamente en agosto de 1941, Erickson prestó servicio a bordo del Cutter Taney en Honolulu y posteriormente en el islote Ford Island (Pearl Harbor), como oficial auxiliar de operaciones. Durante su estancia se interesó por un artículo en la revista Aero Digest que describía un pequeño helicóptero fabricado por Sikorsky Aircraft Corporation. Para Erickson, éste era sin género de duda la herramienta ideal para la aviación de rescate del Guardacostas norteamericano, una máquina que revolucionaría las misiones de búsqueda y rescate (SAR).
El 7 de diciembre de 1941 él fue testigo del ataque japonés a Pearl Harbor. Desde la torre de control pudo ver como el Hickam Field estalló en llamas.
Durante la ofensiva pudo observar a cientos de hombres heridos, cubiertos además por el inflamable combustible de los buques, que luchaban a flote por intentar sobrevivir. En ese momento fue consciente de que no existía ningún medio, ante una catástrofe semejante, que permitiera salvar a todas aquellas personas de forma rápida y eficaz; de modo que es cuando Erickson se convenció inequívocamente de que el helicóptero podría ser la solución.
En abril de 1942 el Jefe de la División de Ingeniería de Aviación, el Teniente Comandante William Kossler (amigo y compañero de Frank), pudo ver una demostración del helicóptero en la planta de Vought-Sikorsky e inmediatamente le escribió argumentando: “¡Qué magnífica demostración! ¡Ésta tiene que ser la respuesta al problema de rescate del USCG!«
Erickson tuvo la oportunidad de viajar a Sikorsky en junio, que definió como «un día que nunca olvidaré».
Totalmente cautivado por lo que había presenciado, escribió inmedíatamente al Almirante Russell Waesche, Comandante del U.S. Coast Guard, describiéndole las posibles misiones futuras para el helicóptero. Aunque si bien creía fervientemente en su potencial como plataforma para búsqueda y rescate, también era consciente de la oposición que existía en aquel momento al helicóptero por parte de los máximos responsables tanto de la Armada como del propio Guardacostas, por ello en la misiva señaló las capacidades de la moderna aeronave para misiones de vigilancia y control (además de otras operaciones de carácter similar), «proporcionar protección aérea para los convoyes contra la acción submarina» sin olvidar, por supuesto, el tremendo potencial que tenía la máquina para la búsqueda y rescate.
Erickson fue descrito a menudo como un fanático. Según Kossler, «él era siempre el mayor defensor, dispuesto a explicar los méritos del helicóptero a cualquiera que lo escuchara». «Sus visiones sobre el futuro de esta aeronave parecían muy extravagantes para el ‘clan’ del ala fija, y sus predicciones a menudo eran ridiculizadas a sus espaldas”.
Ambos (Erickson y Kossler) se convirtieron en un equipo inexorable, dos visionarios apasionados por el futuro del ala rotatoria.
Inicios del helicóptero en el USCG
Sin embargo poco tiempo después, concretamente en febrero de 1943, Kossler recibió instrucciones para crear un programa de entrenamiento para helicópteros. Frank A. Erickson fue seleccionado para convertirse en el primer aviador del USCG en calificarse como piloto en este tipo de aeronaves.
Voló en solitario el 16 de junio del mismo año (1943), con un Sikorsky XR-4A durante algo menos de tres horas de duración, al aterrizar lo calificó como «una máquina bastante inestable».
Durante los siguientes meses las pruebas continuaron, pero principalmente enfocadas a utilizarlo como plataforma antisubmarina. No sería hasta el 3 de enero de 1944 cuando finalmente asumió su papel como aeronave de rescate cuando el destructor USS Turner, anclado cerca de Ambrose Light (en la bahía de New York), sufrió una explosión durante las primeras horas de la mañana, con otra segunda deflagración tan sólo 47 minutos después que hundió al destructor.
Los supervivientes fueron llevados a un hospital en Sandy Hook (New Jersey), en el que era necesario recibir de forma inmediata plasma sanguíneo para poder salvarlos, pero el transporte se tornó imposible debido a una fuerte tormenta (nor’easter) que mantenía a todos los aviones parados en tierra. La entrega del plasma suficiente a tiempo por tierra resultaba totalmente imposible.
Según el informe de operaciones de vuelo del día, «el contralmirante Stanley Parker llamó a las 10:00 horas del 3 de enero preguntando por la posibilidad de enviar un helicóptero al puerto de barcazas, con el fin de embarcar el plasma sanguíneo y trasladarlo a Sandy Hook para atender a las víctimas del desastre».
A pesar de que no había volado bajo condiciones tan desfaborables la disposición de Erickson fue inmediata, ese vuelo podría probar que el helicóptero era el futuro para las capacidades de rescate del U.S. Coast Guard. La autorización para el mismo tuvo que venir desde el Commander New York Air Patrol, puesto que Floyd Bennett Field estaba cerrado por la meteorología.
Finalmente a las 10:20 a.m, el helicóptero HNS-1 número 46445, con Erickson a los mandos y el copiloto Walter Bolton (Alférez), despegó entre una fuerte meteorología marcada por rachas de viento cruzado y nieve.
El vuelo hasta Battery Park para cargar el plasma estuvo caracterizado por una visibilidad extremadamente baja y fuertes vientos. «Prácticamente tuvimos que ‘sentir’ nuestra ruta volando alrededor de los barcos en Gravesend Bay», declaró Erickson al llegar.
Tras cargar el plasma en Battery Park se encontraban bloqueados por árboles al frente, la única forma de salir era despegar en vertical y hacia atrás, el helicóptero era fuertemente azotado por los vientos pero la habilidad de Erickson consiguió levantarlo del suelo aproximadamente a las 10:55 am. Finalmente el HNS-1 aterrizó en la Coast Guard Station Sandy Hook a las 11:09.
«Las condiciones climáticas fueron tan duras que este vuelo no podría haber sido realizado por ningún otro tipo de aeronave» afirmó Erickson, y a lo que además añadió que había sido «rutina para el helicóptero».
El New York Times elogió el histórico vuelo afirmando:
«De hecho fue rutina para la extraña máquina de ala rotatoria de Igor Sikorsky, mostrando de manera sorprendente cómo el helicóptero puede hacer uso de pequeñas zonas de aterrizaje en condiciones de visibilidad que lo hacen imposible para otros tipos de vuelo… Nada puede oscurecer el futuro de una aeronave que puede soportar unas condiciones climáticas como las que prevalecieron en New York el lunes».
Kossler escribió una recomendación en enero de 1944 para que Erickson recibiera la Distinguished Flying Cross por aquella misión, pero nunca se le concedió.
Probablemente el mayor reconocimiento que se le pueda hacer a Frank A. Erickson es el número de personas rescatadas por helicópteros a lo largo de la historia, a través de todos los años transcurridos desde aquella primera misión en 1943, entre las que cabe resaltar los 12.535 rescates aéreos en dos semanas durante el huracán Katrina, en el transcurso de una temporada de huracanes sin precedentes como la del 2017 se salvaron 11.363 vidas. Éste es un claro testimonio de la visión, la pasión y la firme e inquebrantable creencia de Erickson en las capacidades del helicóptero.
Pero su historia no acaba ahí, ya que fue el instructor de un total de 102 pilotos de helicópteros y 225 mecánicos de la U.S. Navy, la USAF, el U.S. Army y por supuesto del propio U.S. Coast Guard, además de personal de las tres ramas del ejército británico (todos ellos durante la guerra).
Posteriormente trabajó en el desarrollo de equipos como la grúa eléctrica, eslingas y cestas de rescate, flotadores para posibilitar que los helicópteros tomaran en el agua y procedimientos y técnicas para aterrizajes y despegues desde embarcaciones en el mar, además de estacionarios bajo todas las condiciones climáticas y de viento posibles. Todos estos experimentos iniciales los hizo con el rústico Sikorsky HNS-1.
La Estación Aérea de Houston recordó al primer piloto de helicóptero del U.S. Coast Guard
HOUSTON – U.S. Coast Guard Air Station Houston celebró el pasado viernes 27 una ceremonia conmemorativa para proceder al cambio de la lápida del primer Piloto de helicóptero del USCG, el Capitán Frank Erickson, cuyas contribuciones a la aviación naval cambiaron para siempre la forma de realizar las operaciones de búsqueda y rescate (SAR).
Nacido en Portland (Oregon), Erickson sirvió en la Marina antes de alistarse en el Guardacostas, donde ingresó en 1931 y cuatro años después se convirtió en el piloto del USCG número 32, concretamente el 14 de mayo de 1935.
En 1943, Erickson fue seleccionado para convertirse en el primer aviador calificado como piloto de helicóptero y, poco tiempo después, el 3 de enero de 1944 realizó la primera misión de rescate en helicóptero (descrita en líneas superiores).
El Capitán Frank Erickson, que en el momento de aquella primera misión aún ostentaba la graduación de Teniente, es considerado el primer hombre en realizar una operación para el salvamento de vidas con helicóptero de toda la historia de la aviación.
-USCG-